El «rulo» financiero le permitió a las empresas saltearse el cepo que todavía rige sobre ellas y así compraron unos US$ 12.000 millones en seis meses, hasta que el Banco Central decidió salir a prohibir esa operatoria.

Así surge de las últimas cifras oficiales que dio a conocer la autoridad monetaria sobre la demanda de dólar oficial a lo largo de septiembre. Ese mes marcó un récord de dolarización de ahorros y superó al techo anterior, en agosto de 2019 (cuando Alberto Fernández le ganó a Mauricio Macri en las PASO presidenciales).
Las empresas encontraron una forma de eludir las restricciones cambiarias que el BCRA mantuvo para todas las personas jurídicas, aun cuando liberó por completo el cepo para los ahorristas en abril. Desde ese momento, en el mercado comenzó a extenderse un mecanismo para aprovechar la mínima brecha cambiaria existente entre el tipo de cambio oficial y los paralelos.
La operatoria era sencilla: comprar divisas a precio oficial, venderlas en el mercado financiero (MEP o contado con liquidación) a cambio de pesos y con esos pesos resultantes, volver a adquirir dólares oficiales. Aunque muy leve, la diferencia entre cotizaciones para inversores individuales implicaba una ganancia en moneda dura, ya que ese ciclo podía repetirse de manera indefinida.
La pregunta, en todo caso, era quién estaba en la otra punta de ese circuito de compraventa de dólares en el mercado financiero. En el equipo económico detectaron que quienes compraban esas divisas en el MEP o el «contado con liqui» eran personas jurídicas, que con ese «rulo» tenían un abastecimiento de divisas permanente.
En definitiva, las personas ganaban plata con la brecha y generaban oferta de dólares en el mercado MEP, lo que terminaba beneficiando a las empresas. Así se mantenía aceitado el circuito.
Las compañías tienen prohibido comprar dólares para atesoramiento. El BCRA flexibilizó el cepo para personas jurídicas en abril para el giro de dividendos al exterior pero solo para las ganancias obtenidas este año, por lo que en términos prácticos es una medida que tomaría relevancia desde 2026.
Puesto en otros términos, en el Gobierno aseguran que existía por este circuito una «sobredemanda» de dólar oficial para realizar ese arbitraje con las cotizaciones paralelas y sacar una ganancia.
Un cálculo en base a datos oficiales hecho por Matías Rajnerman, jefe de macroeconomía del Banco Provincia, señaló que en septiembre de los US$ 6.600 millones comprados por personas ese mes, unos U$S 2.600 millones fueron destinados al rubro «Otras inversiones», que se interpreta como ventas en el mercado de dólar financiero.
Representa un 40% del total, aunque en meses anteriores esa proporción fue más alta y llegó a ser de 60%, como en junio. Parte de esa caída puede estar explicada en que, durante el último mes de vigencia del «rulo», el BCRA fue implementando restricciones de manera paulatina. Primero fue a ejecutivos de entidades financieras y, sobre fin de mes, para todas las personas.
En los seis meses que contemplan las estadísticas desde que se levantó el cepo a las personas y comenzó esta operatoria de «rulo» financiero, la demanda para arbitrar con el MEP y el «contado con liqui» totalizó US$ 12.100 millones. Las empresas, así, se llevaron la mitad de los dólares totales comprados desde abril, que fueron US$ 24.500 millones.
Durante la mayor parte de esos seis meses el arbitraje entre las personas y las empresas no representó un problema para el Gobierno: mientras el dólar se mantenía en el centro de la banda de flotación, la oferta y la demanda se abastecía enteramente con divisas del propio sector privado.
El problema surgió cuando el tipo de cambio empezó a bordear el techo de flotación y el Gobierno necesitó intervenir, primero con ventas del Tesoro nacional y luego, por algunos días, con reservas del Banco Central. En ese momento el «rulo» pasó a hacerse a costa de dólares del Gobierno y por esa razón la autoridad monetaria salió a cortar la operatoria de manera definitiva.
Un informe de la consultora LCG aseguró que la compra de dólares de septiembre fue en total de US$ 6.577 millones y quedó en el primer lugar entre los meses de mayor presión dolarizadora. En el segundo puesto quedó agosto de 2019, con US$ 5.946 millones. Completa el podio julio de este año, el mes en que se desarmaron las LEFI, con una demanda de US$ 5.432 millones.
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